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TRAYECTORIA

Musicóloga y Periodista Cultural

Mi carrera profesional puede verse muy ecléctica, pero la verdad es que no es así, pues  todo se vincula con las comunicaciones. Primero a través de la música, luego el mundo social en su ámbito cultural; y finalmente la investigación cuyo aterrizaje no forzoso, es para mi, la literatura no ficción, aspecto que cada vez me seduce más, y donde me encuentro hoy.

 

Todo transcurre así: Comencé como guitarrista popular -aunque provenía del mundo clásico- integré y produje una banda musical (Grupo Abril, 1979-1984). Terminada esa experiencia, continué como cantautora y grabé un disco con canciones propias. Participé como activista musical en la campaña del No, recorriendo Chile con mi guitarra cargada de canciones de resistencia y esperanza. Se conquistó la democracia y colgué la guitarra trovadora por largo tiempo.  Me dediqué a la gestión cultural en profundidad realizando muchos proyectos alternativos, y a la vez reflexionando sobre lo cultural y su problemática. Pero siempre con la música rondando. Me titulé de profesora de música en la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, y unos años después entré al Magíster de Musicología en la U. de Chile; y antes de terminar me fui a España, a cursar un diplomado y luego el Master en Gestión cultural de la Universidad de Barcelona. En esos momentos me urgía aprender estrategias y obtener herramientas para la gestión de las artes y la cultura, asunto que me parecía relevante para el proceso chileno postdictadura, y la experiencia española me interesaba. Mezclar el trabajo social con las prácticas artístico-culturales siempre me ha parecido una oportunidad maravillosa para superar la pobreza a través de la fuerza que existe en los mundos interiores de cada cual, el despertar de la creatividad y la develación de la riqueza espiritual que poseemos todos los seres humanos, fortalezas con las que podemos derrotar a todo monstruo que se nos presenta, y alcanzar todo anhelo ocurrente. Así que, además de la producción artística, profundicé en la Sociocultura, especialidad de la gestión cultural que ya había experimentado en proyectos alternativos en esa época de excepción, sobre todo tras mis vivencias estudiantiles en la carrera de Servicio Social en la U de Chile en los 80. Este aspecto lo trato en el libro La cultura viva. Reflexiones críticas cultureras (2013) ampliamente consultado por Internet bajo licencia Creative Commonds.

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Me  titulé de periodista en la Universidad Arcis a mediados de los noventa, y lo hice con una tesis sobre crónicas cantadas, con énfasis en el Canto Nuevo, el movimiento del canto popular que sucedió a la Nueva Canción Chilena. Ese texto tuvo tal repercusión que, la editorial Orígenes trabajó motu proprio en su edición (el que se encuentra on line) y luego lo publicó la Universidad Bolivariana, diez años después (2007) con el título Canto Nuevo Chileno. Un legado musical.  Su tiraje universitario se agotó en seguida. Ese trazado, que se me presentó sin siquiera proponérmelo, estimuló mi vocación de musicóloga e investigadora sobre procesos culturales, y decidí dejar la gestión cultural activa (que ejercí por 30 años) y doctorarme. Mi opción fue Estudios Americanos con especialidad en Pensamiento y Cultura, en el destacado Instituto de Estudios Avanzados de la Universidad de Santiago de Chile (USACH), cuando la magnífica intelectual, Olga Ulianova, era su directora.  Mi tesis doctoral se llamó Yo no canto por cantar. Cantares de resistencia en el Cono Sur: Brasil, Uruguay, Chile y Argentina 1964-1989. Por recomendación de la comisión examinadora se publica en el 2016, siendo nominado para los premios Pulsar 2017 como mejor publicación musical literaria. Ese mismo año publico también Clara Oyuela y el arte de cantar, investigación financiada por el Fondo de la Música 2015, y que trata de la de la vida y obra de la destacada maestra y cantante lírica argentina/chilena. Esta relevante figura, no obstante su invisibilización, es considerada por los operáticos como “el antes y el después de la ópera en Chile”.  El libro fue presentado en el Salón Arrau del Teatro Municipal de Santiago y en el Salón Dorado del Teatro Colón de Buenos Aires.

 

            La investigación profunda sobre Clara Oyuela -que me tomó casi tres años- me hizo replantear la forma de compartir lo aprendido. Tuve allí la fascinante y compleja experiencia de tener que reconstruir textualmente una vida artística, donde se mezclaban la exigente práctica musical -con toda su severidad y rigurosidad feroz- y el amor. Todo ello me indujo a reflexionar que, más que responder preguntas, había que contar una historia. Y me di cuenta de que ese había sido mi camino inicial: la crónica cantada. Solo que acá, quien ha de ejercer la misión de comunicar, no será la canción sino la crónica sin apellido, cuyo lugar es el periodismo narrativo, que algunos también nombran “periodismo literario”. Pero sin dejar tampoco aquel otro texto que exige distintos y complejos procesos en busca de las preguntas que porfiados investigadores en artes extraemos de laberintos imaginados o inventados. Igualmente, más allá de la forma, lo que me seduce es reflexionar, investigar, develar, dialogar y escribir en torno a lo sensible y a lo infinitamente humano, cuyas impresiones se encuentran en la cultura.

Patricia

Díaz-Inostroza

Presenta:

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